Se perdió entre sus dunas,
las arrugas que creyó planchadas
en su cuerpo,
y todo se jodió cuando talaron la tristeza.
Así, despacito,
mientras el tic nos quitaba la ropa
y el tac la vergüenza de lo que fuímos antes,
y ella tan contenta que se larga
a ver rosales y lunas de abril
mientras se cierra el telón de verjas
-dilatadas con nuestra vieja canción-,
así maldigo a los bufones de guitarras viejas,
más solo que la una del reloj de tu muñeca
desaparecida entre tantas mentiras rojas.
Con la capucha de miel
y los cántaros de tres cuartos de puta,
la luz púrpura de la jodida razón
que se nos cuela entre los besos,
hasta que me vuelvo manso,
y entre tanto, te borro,
yo me acuesto con la hiel de tus ventanas.
Y aún jurabas ver estrellas en mitad de estos versos de mierda,
gilipollas.
las arrugas que creyó planchadas
en su cuerpo,
y todo se jodió cuando talaron la tristeza.
Así, despacito,
mientras el tic nos quitaba la ropa
y el tac la vergüenza de lo que fuímos antes,
y ella tan contenta que se larga
a ver rosales y lunas de abril
mientras se cierra el telón de verjas
-dilatadas con nuestra vieja canción-,
así maldigo a los bufones de guitarras viejas,
más solo que la una del reloj de tu muñeca
desaparecida entre tantas mentiras rojas.
Con la capucha de miel
y los cántaros de tres cuartos de puta,
la luz púrpura de la jodida razón
que se nos cuela entre los besos,
hasta que me vuelvo manso,
y entre tanto, te borro,
yo me acuesto con la hiel de tus ventanas.
Y aún jurabas ver estrellas en mitad de estos versos de mierda,
gilipollas.
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