Montag, 31. Dezember 2007

XXVIII

XXVIII

Coloco el barniz
sobre la punta de tu lengua,
hasta los cojones de lamer
-no sé con qué saliva-
mi ego de mierda,
mi yo que se agarra a la luna,
los nubarrones que no son
más que leyendas de barrio.

Y la punta se quiebra,
y apareces tú.

Y apareces tú,
y ya te veo diciéndome adiós,
entre la niebla, el frío,
el calor de otra cama.

XXVII

XXVII

Ciudad de la agonía,
se pudren los callejones
de tanta que es su borrachera
y sus causas perdidas.

Ciudad de la agonía,
se cumplen
los fulgores de la pasión
y los solsticios de invierno,
entre beso, verso y el ruedo,
del canal donde se baten
las rectas punzantes,
cargadas de risa,
de pena,
de apagadas sus estrellas;
cargadas de muerte.

Freitag, 28. Dezember 2007

XXVI

XXVI

Son estas las profecías
de un invernadero
con mil y una suturas,
por las que se esfuma
el polvo de nuestros pasos añejos
-entre cristales rotos, y palabras feas-.

Es como escapar de tus venas,
entre el alboroto y las palomas
de absurda plenitud,
que se cagan encima mía
y en mis muertos,
para no faltar.

Perdido miraré,
perplejo,
como todo se hace,
y renace,
a la luz de nuestra luna.
Y eso que un mes perdío,
que ya ni quiero ni puedo recordar,
renegué de la tortura que tó nos cura;
y en un flotador de cristal
yo me ahogo,
y bailo entre los charcos de sangre,
que te los vi en la mirada,
los ojitos esos en los que me bañé,
y acabé colgado,
de la cuerda de la ternura.

Otra vez.

Donnerstag, 27. Dezember 2007

XXV

XXV

Silencio los deseos,
de un mar en calma
y un beso en cada horizonte.

Hoy,
el mundo no necesita
mi coraje de crío,
ni mis ideas de charol.

Todo acaba huyendo,
como este calor que tuve en mis manos.

Dienstag, 25. Dezember 2007

XXIV

XXIV

Y qué mas me da,
si entre tu pelo se alborotan
las cicatrices de su alcohol,
su humo,
sus tantos inviernos.

Seguirá sabiendo
a lo que un día compartimos;
serán las flores con espinas
las que un día de verano murieron;
Seguirá,
aunque sea sin tí.

Y es que ya no eres necesaria,
cielo, de verdad te lo digo:

Las tardes suspirarán
al compás de las sábanas,
como siempre,
y las estacas brillarán
como rameras en tu mano;
todo acabará el día
en el que una cadena borre
el rastro de tu alambre,
en vano.

Vamos,
yo que sé, cariño,
nunca he sabido nada.

Igual te has muerto ya
-y yo aquí perdiendo el tiempo-.


Besos.

-Expresamente escrito para nadie.

Montag, 24. Dezember 2007

XXIII

XXIII

En un papel en blanco
bordo como un loco tu figura;
y que me deleite el sol de la mañana,
cuando entre cenizas
y el rocío de tu niñería
se consuma la celulosa,
y todo huela a nosotros,
hasta la falda
que sólo te vi puesta una vez.

Samstag, 22. Dezember 2007

XXII

XXII

Qué frío, es lo que
le digo a tu sombra.

Entonces me cubres
con tu aliento,
-apesta a tabaco-
y entre tinieblas
me desvanezco,
caigo ante tus mentiras
de azúcar color mierda,
y, como un niño chico,
mamón como ninguno
sin sus chucherías,
pues claro que sí...
Ahora hazme lo que quieras,
da igual si mañana
te largas,
o te quedas.

Freitag, 21. Dezember 2007

XXI

XXI

La viuda viste de rojo.
Anda que no es puta la viuda ni ná.
La viuda de tus faldas,
cual banderas ondeando
al viento de poniente.

Y cogeré al mundo
y me las cargaré a todas
antes de encontrarte a tí.
Porque simplemente es así,
cariño.

Viudas son de sentimientos
hastiados, sin ceguera,
para ver los corazones
de los vagabundos de amor
que se pierden en su hoguera;
las velas sin cera,
de polillas,
de orgasmos fríos,
de colofón y
de dolor.

Al alba, te aseguro viuda mía,
no me encontrarás en tu boca,
a esa hora ya estarás tú
en la de otro,
ya toca;
y ya no sabrás más de tontos,
de amores que fueron mierda,
ni de hadas,
ni del sol que aprieta,
tanto que hasta me muero
entre tus balas,
tan jodidamente quietas,
esperando a cuando me ves tragar
como cristales,
el olvido.

Sonntag, 16. Dezember 2007

XX

XX

Veintena de faros
que alumbran
entre la niebla
-endebles, malparidos-.
En la lluvia tras la ventana,
puedo yo evitar mil naufragios,
y el choque de las desdichas.
Mal parao voy, me dicen,
yo lo sé.
Y es que no hay
peor tormento,
que no poder dejarse llevar
por el mar,
aquel al que escupo por las mañanas
cuando creo
que todo tiene sentido;
ese que por las noches se va,
y que no sé si volverá,
para hacer,
de tí,
un mito.

XIX

XIX

He aquí
un poema optimista,
que ríe
mientras todo se viene abajo,
que para su credo
sólo busca la ignorancia.
Y la encuentra,
sí,
lo hace en todos sitios,
por algo viene directamente
de mi corazón.

Samstag, 15. Dezember 2007

XVIII

XVIII

Me rodeo de juntas,
soportes de papel,
y la argamasa que cerrará
mis maletas,
repletas de fotos
donde no hay nadie.
Te recordaré
a mi manera,
y es que sé que
te escondes
tras el horizonte.

XVII

XVII

Por eso no lloro,
la luna, que ya no mira,
ni como viniste,
ni como te fuíste
anoche.
Sólo tiene ojitos
para enredar,
los jirones de tus vaqueros,
para que no trepes más
hasta mi alcoba,
de mareas
y pellizcos
-para no acostarme con mis sueños-.

Mittwoch, 12. Dezember 2007

XIV-XVI

XIV

Las palabritas que juro haber reprimido,
en esta boca,
mi boca de cabrón,
envalentonan las miradas,
anónimas caricias
de alguien con quien dormí,
y que no recuerda nada.
Yo tampoco.

XV

Cuentan las persianas,
o los portones grises de la memoria,
da igual,
de un cielo rajado tantas veces,
acuchillado durante tantas madrugadas,
que tras conciliarse los corazones,
al roncar de las preguntas,
lloró a destiempo sobre sus tumbas,
y tanto le divirtió la lluvia
y los soles rojos de octubre,
que hizo desaparecer sus amaneceres,
sus tardes,
sus noches.

Y ya no hubo motivos
para seguir
viviendo.
Ni siquiera para él.

XVI

Un te quiero
y un adiós.
Las dos horas que esta noche
duermen en la papelera
son
las más maravillosa de todas.

Son las únicas que fueron sinceras.

Pero sólo una se marchitó con el tiempo.

O como quieras llamarlo, coño...

Dienstag, 11. Dezember 2007

XIII

XIII

¿Qué coño le pasa a mi ventana?
Ya no se abre,
ni ríe,
ni ante los sueños ni ante nadie,
ya no palpita su fulgor;
ahora aborrece las noches oscuras,
se encabrona pensando
que no volverán,
las lunas de tantos gemidos,
ni las estrellas con su trino,
tu silueta bañada en aquel,
nuestro vino,
y la puta droga que es tu cuerpo
desnudo,
con tantas rozaduras
de las olas en tu piel,
que hasta te hacían parecer sirena,
entre toda esta mierda de palabras.

XII

XII

Colgué un cuadro;
en él,
tus ojos;
en ellos,
tu cabello;
en él,
tu risa;
en ella,
tu esencia.

Hoy un lienzo negro,
austero,
mora enfrente de mi cama.

Y no por ello soñaré esta noche.

XI

XI

Los críos juegan
en la plazoleta
de un abismo,
una fractura
oscurecida
de la que brota
pobredumbre.

Todos quieren ver
cómo al viejo alegre
del banco amoratado de mil laureles,
se le escapan las lágrimas
y la vida,
por caer de nuevo en la dulce
alevosía de atardeceres,
engalanados con memorias anticuadas,
del hijo de puta del invierno.

Testamento del oleaje

El viento llevará
consigo,
guiños ciegos a la luna,
los suspiros de toda una vida,
el aliento
efímero y
volátil,
olvidadizo,
de la muerte.

Y el día que se marchiten,
las páginas
negras y taciturnas,
como la cal en mis mejillas,
no quiero que toquen campanas,
y que mi vida
se marche tal y como vino,
como he relamido las hojas
de mi cuaderno gris.

Quiero, válgame Dios
si quiero,
que la herrumbre de
un viejo atardecer de otoño,
muera y se vaya,
desaparezca y se olvide,
llevada por el viento.

Y que mi alma no sea un lastre,
prefiero que mi sorna vuele,
que mis memorias de papel ardan y alumbren
la senda,
de los amores muertos.

Todo lo demás puede quedarse,
y perecer
en el olvido.

Montag, 10. Dezember 2007

Libélula de melancolía

Y despertaré en el trigal de tu sonrisa, acariciaré las turbias y sangrantes heridas -en mi lado del océano-, mientras las sombras se alimentan de tu piel.
Sombras que a mi luz son sombras, sombras que a pesar de todo, serán tu luz.

Lloraré, pero bajito, para que no me escuches y me veas, y seguir con el rechinar entre los sueños de rosas de dos, para oler la brisa que ondea en los cabellos plata de la luna.
Tus cabellos, y nada más.

Para así mecerme en las historias de guillotinas y sed, mientras me besa la cordura que hoy, me da de comer.

Sonntag, 9. Dezember 2007

X

X

Miro entre rejas
la amplitud de mi celda;
entre una pared de sangre,
y otra de tierra quemada,
se debaten
entre los años,
sal,
y tu almohada.

Y no me cuentes más,
que lo sé todo,
y no quiero pasar más frío esta noche.

IX

IX

Me ahogo
durante noches enteras,
tos insufrible,
horrenda.

Una a una las memorias,
se van
a través de la razón,
las horas,
la luna,
entre flemas negras
del mismo alma,
ahí habita
tu invierno.

Y pañuelos al alba,
impregnados de recuerdos,
lo encinto al olvido,
al fuego de tu pelo,
que feo va a quedar.

Todo.
Y nada.

Porque no somos nadie.

Samstag, 8. Dezember 2007

V-VIII

V

Me cuentan las estrellas,
del rubor de tus mejillas,
de tus piernas calenturientas,
de tu melena alborotada de fuego,
de tu fiebre entre almohadas,
de las horas que orbitan ágiles,
de tus noches de geranios,
de todo, de todo.

Pero miro
en el espejo
-húmedo-
del tocador bajo tu estantería,
se refleja la luna,
más tímida que ninguna.

Tan fría,
agrietada,
demacrada,
pálida.

Pero no reventará de calor,
ni morirá de su belleza.

Y mil años durará el encanto,
y no me quemaré,
ni lloraré,
suficiente con esta gripe.

-Contemplando al cielo estrellado-

Mejor.


VI

Si en tu ausencia
no volaron las palomas
viejas,
¿qué te hace pensar que lo harán
cuando estés aquí,
niña chica?

Eso que se levanta
no es el manto blanco,
ahora son cuervos
que harán
de tus ojos pendientes
para sus hermanas
y sus madres.


VII

A veces las flores se desnudan,
dan a ver
secas y toscas figuras.

A tí te desenmascaran,
presionan hasta el fondo
para conseguir
la forma de una flor,
que se desnuda
como quien no quiso ni un beso,
en lo milagrosamente bello,
en el puñal.

Que se desnuda y te mata,
de pena.


VIII

En esta casa habitan
las penas de una sombra
empapada en ron.

En esta botella habitan
las penas del ron
empapado en sombras.

En este ron habitan
las penas de esta casa
empapada en
la virtud,
de los que saben
esperar,
y saborear,
las sombras de
la muerte.

I-IV

I

Siembra vientos para recoger tempestades,
para romper tu puerta.
Siembra noches olvidadizas para recoger odio,
entre el alcohol en sangre,
todo tan sucio como siempre.
Siembra olivos para recoger ramas,
mustias y tan insignificantes,
para darte de ostias en la cabeza.

¿De dónde saco las semillas,
la cama entre tantos campos yermos?
Mi vida es tan canija
hasta los rumores del amanecer...

Pero entonces ya se me olvida todo.


II

El mal fario de tu luz
alumbra mis noches en vela,
la vela de cera,
la cera de incienso,
de sal,
de...

"Huele demasiado, apágala"


III

Camino entre los árboles,
las farolas
libres,
y la niebla,
se cubre todo con tanto misterio.

Es como lo que me falta,
en los sueños donde sólo te veo,
demasiado clara,
mustia,
hija de puta,
como eres.
Quiero de eso.

Y después dormiré tranquilo.


IV

Las correas de los caminos,
son inescrutables,
como las sendas del señor.

No camino,
sólo
me burlo,
de aquellos que están atados.

Tendré tiempo
para darme cuenta
que entre mi vida
y yo,
sólo existe un credo válido.

-Miró la sangre, y rió-

Y no habrá piedad
para los perdedores y los débiles.
Los pobres de fe,
antisemitas
que portamos banderas de todos
los colores e ideas.

-Un reflejo metálico se atisbó zigzagueante-

Si me disculpan...