XVII
Por eso no lloro,
la luna, que ya no mira,
ni como viniste,
ni como te fuíste
anoche.
Sólo tiene ojitos
para enredar,
los jirones de tus vaqueros,
para que no trepes más
hasta mi alcoba,
de mareas
y pellizcos
-para no acostarme con mis sueños-.
Por eso no lloro,
la luna, que ya no mira,
ni como viniste,
ni como te fuíste
anoche.
Sólo tiene ojitos
para enredar,
los jirones de tus vaqueros,
para que no trepes más
hasta mi alcoba,
de mareas
y pellizcos
-para no acostarme con mis sueños-.
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen