Montag, 31. Dezember 2007

XXVIII

XXVIII

Coloco el barniz
sobre la punta de tu lengua,
hasta los cojones de lamer
-no sé con qué saliva-
mi ego de mierda,
mi yo que se agarra a la luna,
los nubarrones que no son
más que leyendas de barrio.

Y la punta se quiebra,
y apareces tú.

Y apareces tú,
y ya te veo diciéndome adiós,
entre la niebla, el frío,
el calor de otra cama.

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