Dienstag, 25. Dezember 2007

XXIV

XXIV

Y qué mas me da,
si entre tu pelo se alborotan
las cicatrices de su alcohol,
su humo,
sus tantos inviernos.

Seguirá sabiendo
a lo que un día compartimos;
serán las flores con espinas
las que un día de verano murieron;
Seguirá,
aunque sea sin tí.

Y es que ya no eres necesaria,
cielo, de verdad te lo digo:

Las tardes suspirarán
al compás de las sábanas,
como siempre,
y las estacas brillarán
como rameras en tu mano;
todo acabará el día
en el que una cadena borre
el rastro de tu alambre,
en vano.

Vamos,
yo que sé, cariño,
nunca he sabido nada.

Igual te has muerto ya
-y yo aquí perdiendo el tiempo-.


Besos.

-Expresamente escrito para nadie.

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