XXXI
Dedicado al rubor
de tus mejillas cuando haces daño,
y al carmín de las suturas
que se esconden por tu piel,
la marca de la negrura, tus labios.
Cayó la mosca en saco roto,
ya no me hace falta perder
-con amor desde la razón-
para seguir llorando.
Dedicado al rubor
de tus mejillas cuando haces daño,
y al carmín de las suturas
que se esconden por tu piel,
la marca de la negrura, tus labios.
Cayó la mosca en saco roto,
ya no me hace falta perder
-con amor desde la razón-
para seguir llorando.
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