XXX
Un sinfín de rieles son
de madera atolondrada,
y más raíces para masticar
en el bosque,
que es tu viveza.
Ahí abajo
ya no quiero migas descompuestas,
ni nalgas relucientes, ni nada;
sólo un temblor naciente
que mastique a mis pulmones
y a lo que sólo llamo eso, corazón,
cuando salga el sol
entre el rocío del fango
acojonado por tus pisadas,
Un sinfín de rieles son
de madera atolondrada,
y más raíces para masticar
en el bosque,
que es tu viveza.
Ahí abajo
ya no quiero migas descompuestas,
ni nalgas relucientes, ni nada;
sólo un temblor naciente
que mastique a mis pulmones
y a lo que sólo llamo eso, corazón,
cuando salga el sol
entre el rocío del fango
acojonado por tus pisadas,
mientras te diriges a nuestro río,
a quitarte la vida,
sin habernos llorado
una última vez.
Un sinfín de rieles son
de madera atolondrada,
y más raíces para masticar
a quitarte la vida,
sin habernos llorado
una última vez.
Un sinfín de rieles son
de madera atolondrada,
y más raíces para masticar
en el bosque,
que es tu viveza,
que es donde ya no puedes verme.
que es tu viveza,
que es donde ya no puedes verme.
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen